Filosofía
No existe un mundo ideal prefabricado, es necesario construirlo
En su libro With my mind on freedom: an autobiography (1974), Angela Davis declara: “No estoy aceptando las cosas que no puedo cambiar, estoy cambiando las cosas que no puedo aceptar”. Esta afirmación encapsula una postura radical frente a la(s) injusticia(s) y la opresión, destacando varios aspectos filosóficos y éticos cruciales.
En primer lugar, Davis desafía la actitud de resignación ante las injusticias. Muchas veces, la sociedad promueve una mentalidad de aceptación pasiva frente a las circunstancias difíciles, sugiriendo que hay ciertas cosas que no se pueden cambiar. Davis, sin embargo, se rebela contra esta noción, afirmando que no acepta estas limitaciones. Esta postura se alinea con la filosofía existencialista de Jean-Paul Sartre, quien argumenta que los seres humanos están “condenados a ser libres” y, por lo tanto, tienen la responsabilidad de actuar frente a su situación (Sartre, 1946).
Davis establece una ética de la intolerancia frente a la injusticia. En lugar de adaptarse a lo inaceptable, aboga por una intervención activa. Esta perspectiva es compartida por Martin Luther King Jr., quien afirmó: “La injusticia en cualquier lugar es una amenaza a la justicia en todas partes” (King, 1963).
Finalmente, la frase de hoy es una declaración de empoderamiento y esperanza. Implica que, a pesar de las circunstancias adversas, siempre hay espacio para la acción y el cambio. Este optimismo activo es fundamental para cualquier movimiento de justicia social y es crucial para mantener la moral y el impulso en la lucha contra la opresión. Hannah Arendt, en su obra “La condición humana”, sostiene que la capacidad de iniciar algo nuevo es la esencia de la acción humana y la fuente de la esperanza política (Arendt, 1958).
Un llamado a la acción, a rechazar la resignación y a comprometerse en la lucha por un mundo más justo y equitativo. No existe un mundo ideal prefabricado, es necesario construirlo.
Lic. Marcelo J. Silvera
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